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Igualdad

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Comentarios

  • editado 27 de abril PM

    Lo que se necesita es más antirracistas como la comunista Súcubo, para que la sociedad se libre de todos los males y la gente viva en libertad. Se le quita la vivienda al que alquila, se le entrega al amigo del comisario político que es un proletario comprometido con la causa, y asunto arreglado.

    Chugo alquilarle a gente de izquierda que no cree en la propiedad y considera que es justicia social robarla :)




  • Imaginemos que unos están en su negocio en país extranjero queriendo vender sin tener mayores problemas y el otro va en plan jefecillo pijo en un mal día a que le pongan la mesa. Me cuadra bastante. Que un tribunal pierda tiempo y recursos en resolver una estupidez elevada a culebrón mediático y nos dejen al resto de pamplinas.
  • ¿Y no tendría más sentido que además del sexo, hombre o mujer, se defina el género LGTB+?

    Es decir, que una mujer trans que conserva sus genitales masculinos sea identificada y elegible para un programa de sanidad pública de control de la próstata, por ejemplo.

    Es una minoría del 3-5% de la población en general, pero no deberían quedar desamparados.
  • No estaría de acuerdo en que queden desamparadas, la política de Trump no me gusta, algunos excesos trans actuales tampoco.


  • El diario Público ha censurado un artículo de la feminista Barbijaputa y luego la ha echado. Ha sido un poco como cuando la Revolución Francesa guillotinó a Robespierre. La activista había mandado un texto en el que celebraba la sentencia del Tribunal Supremo británico que dice que “mujer” es un concepto material y biológico, y que por tanto las mujeres trans son otra cosa.

    La activista envió su texto, el director Manuel Rico debió considerarlo muy tránsfobo y no contestó, así que Barbijaputa fue calentando en redes el asunto. Se quejaba de que el director no le decía nada, habló de censura y se montó el belén. Al final Público optó por lanzar un comunicado en el que dice que su compromiso con la libertad de expresión es inmenso y que no publican eso y la echan. Es, de nuevo, el legendario compromiso con la libertad de expresión de quienes consideran que este mecanismo solo opera cuando las ideas expresadas coinciden con las suyas. De los creadores de “todo lo que no pienso es discurso de odio fascista”, llega “como empresa anticapitalista prescindimos de su colaboración”.

    Barbijaputa ha tenido más lectores publicando su artículo en su propia web, cosa que me ha permitido comprobar hasta qué punto es estricta la moral de Manuel Rico, aunque se ha quedado sin trabajo. Todo periódico tiene la última palabra sobre lo que le publica a sus columnistas y lo que no, pero cuando la decisión se toma en función de la ideología, y no porque un articulista haya metido la pata, o mienta, o se equivoque, eso está más cerca de la censura que de la ética editorial.

    Este mes, la defensora de su libertad de expresión Barbijaputa estaba clamando para que Anagrama bloquease el libro de Luisgé Martín sobre José Bretón. En general, ha sido la señora Japuta siempre una persona de las que exigen censura para lo que le ofende, y podéis creerme si os digo que su rango de ofensa es muy elástico. Ha montado boicots en redes sociales contra cómicos, marcas, articulistas y cantantes, y cuando las feministas radicales dominaron la tierra, allá por 2016, promovió linchamientos contra cualquiera que considerase machista.

    Cuando El País decapitó a Carlos Vermut, José Coronado salió, tembloroso, a decir que las mujeres tal vez deberían denunciar en comisaría y no en la prensa. Barbijaputa reaccionó así: “Coronado, si todas las víctimas de violencia sexual que NO han denunciado por miedo dejaran de consumir ahora mismos todos los contenidos en los que apareces, tu vida tal y como la conoces desaparecería en un segundo. Los premios, la pasta, los focos, los palmeros, la fama… Cuántas mujeres hubo ayer sobre la alfombra, compañeras de profesión, que también han sufrido violencia sexual y que estuvieron calladas por miedo, miedo a comentarios como los de Coronado. Que este tipo se creyera con el derecho a decir tal cosa no debería quedar en nada”.

    Le respondía un tuitero: “Es que tiene ese derecho. Se llama libertad de expresión. Es una de las libertades fundamentales de la democracia moderna”, a lo que ella contestaba: “No es un derecho decir muchísimas cosas que de hecho están tipificadas como discurso de odio”. Es, básicamente, el mismo argumento que usa Público para censurar su artículo y echarla de una patada a la calle.

    ¿Terminará Barbijaputa convertida en facha? ¿Lo será ya?
  • Me autocito citando :chis:

    "Cuando sois débiles, apeláis a mis principios para proteger vuestra libertad. Cuando sois fuertes, apeláis a los vuestros para suprimir la mía".

    Y hay poco más que eso...
  • Es que hay muy muy poco más y da lo mismo que te repitas. Liberales como Carlitos Forbes René...
    No quiero que el Estado me obligue a creer lo que cree que es verdad, porque el Estado no es el juez de la verdad. Sin embargo, el Estado está obligado a protegerme en la práctica de la verdad que elijo.
    ...hay que metérselos por vía intravenosa
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